A finales de julio, el Presidente de la Generalitat inauguró una especie de búnker perdido en la montaña para ir amontonando carne. La Administración aclara que se trata de carne realmente putrefacta («exclusivamente para personas con discapacidad intelectual con apoyo extenso y trastornos de conducta»
) y que en realidad «nunca habrían hecho una obra de estas características en este lugar, pero que ya construida hay que darle un uso«
. Si esto le inquieta, aún puntualizan que «se trata de un entorno para estabilizar la situación de los pacientes y necesaria para promover la autonomía personal, un espacio temporal y no definitivo para los pacientes»
.Fantástico, sólo falta saber qué recurso viene después del búnker de amontonar carne. ¿Por qué no lo inauguran también ya y así vemos como de «temporal» será este tiempo perdidos en el limbo de Collserola? ¿Hay planes individuales de atención que conduzcan del búnker a un recurso comunitario en el barrio? NO. Mienten, de temporal nada, definitivo y bien definitivo. Nadie espera ya nada de esta carne amontonada, mas que extinga de una vez por todas.
Las entidades representativas del sector han puesto el grito en el cielo:
«este equipamiento incumple el derecho de las personas con discapacidad a ser incluidos en la comunidad y a acceder a los recursos y equipamientos de su entorno para evitar el aislamiento o marginación. Defendemos y trabajamos para las personas con discapacidad intelectual vivan dentro de la comunidad y no queden apartadas en equipamientos que las condenan al aislamiento y a vivir una vida institucionalizada. (…) Tenemos que cuestionar este modelo de atención y apoyo porque no se ajusta a varios artículos de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La Convención deja muy clara la primacía de la dignidad de la persona y hace referencia explícita al derecho a vivir de forma independiente, a ser incluida en la comunidad , a participar en la vida política y pública y a acceder a la cultura, el ocio y el deporte, incluyendo los recursos y equipamientos culturales de su entorno con el objetivo de evitar el aislamiento o marginación. No podemos retroceder hacia un modelo asistencialista que aísla a las personas con más necesidades de apoyo».
Entonces, Dincat que se compone de 300 entidades sociales y representa los derechos de más de 30.000 personas con discapacidad intelectual, ¿no podía / puede / podrá hacer nada por vía judicial? ¿Dónde estuvo / está / estará el Síndic de Greuges? ¿y Amnistía Internacional o Human Rights Watch?
Si esperan algo del 27-S recuerden que el proyecto del búnker para amontonar carne se ideó con el «tripartito de izquierdas» (PSC, ERC, ICV) y se ha materializado con el «tripartito soberanista» (CiU, ERC ) Así que no podemos pedir que hagan más, necesitamos exigir que hagan diferente, tanto en la Generalitat como en los ayuntamientos. Derechos humanos, desinstitucionalización y vida independiente ¡YA!
Por otra parte, podríamos pensar que si los partidos políticos «tradicionales» no han estado a la altura quizá la solución está en los partidos «emergentes». Y podría ser que sí. Propuestas como las de Barcelona en Comú, a pesar de arrastrar una cierta tendencia a planteamientos reactivos de gestión de recursos, podrían convertirse en un buen punto de partida para ensayar nuevos modelos políticos de atención a la diversidad funcional. Pero también podría ser que no. Sólo hay que leer el artículo «De quién dependen los políticos dependientes» (muy ligado a uno anterior titulado «Otras voces: esposa y asistente personal«) para ver que, más allá de la gestión de recursos, lo más grave es que hay un bloqueo ideológico que sigue naturalizando, justificando y promocionando la esclavitud de las santas (esposas, hijas, hermanas, madres …) como parte de la solución, en vez de combatirlo como parte del problema.
Es por todo ello que este año cobra más sentido que nunca la «IX Marcha por la Visibilidad de la Diversidad Funcional» Por un lado, porque será un espacio para reivindicar los apoyos necesarios para un nuevo modelo de abordaje de la diversidad funcional y, por otra parte, un momento para vivir con orgullo nuestra diferencia. Si no pasamos de «tolerar» nuestra realidad «a pesar de ser como somos» a celebrarla «gracias a ser como somos» difícilmente habrá un cambio profundo en la mirada, la valoración y las políticas hacia la diversidad funcional. Y viceversa, se debe trabajar desde ambos lados de la ecuación: las mejoras en el enfoque de los recursos materiales facilitarán avances en las cuestiones simbólicas y éstas incidirán en un enfoque de los recursos coherente con el nuevo modelo político basado en la valoración de la diversidad humana.
Oficina de Vida Independent (OVI)